La gratitud, aquello que jamás sobra

Un granjero estaba trabajando cuando escuchó un grito pidiendo ayuda. Comenzó a buscar a la persona que gritaba desesperadamente y la localizó en un pantano cercano. Se trataba de un joven que se encontraba en arenas movedizas y casi enterrado por completo. El granjero ayudó al joven a salir, librándole de una muerte segura.

Poco después un noble llegó hasta la casa del granjero. Era el padre del joven al que había salvado la vida.

Una vez que el elegante señor se presentó, le dijo con gran firmeza al granjero:

Ha salvado la vida a mi hijo. Pídame lo que quiera, es suyo.

El granjero no quería pedir nada, ya que estimaba que tan sólo había hecho lo que había que hacer.

Mientras el noble insistía, llegó a la cabaña el hijo del granjero. Entonces le ofreció hacerse cargo de la educación del chico. Esta vez el granjero sí aceptó.

Años después, un hombre enfermó de pulmonía. Se curó gracias a la penicilina, descubierta por el doctor Alexander Fleming.

Lo maravilloso de esta historia, es que el doctor Fleming, era el hijo del granjero, y el hombre que estuvo a punto de fallecer por la pulmonía, era el hijo del noble, Sir Winston Churchill.

Emocionante e impresionante vídeo de un león que abraza cariñosamente a la persona que lo cuidó y salvó de una muerte segura.

Por un instante, nuestras almas se tocan…

La mayoría de las veces olvidamos la importancia de tocarnos, de estar cerca. Los abrazos, son la representación física de «te quiero o te aprecio, eres importante, me importas, somos uno»,  conozcas mucho, poco o nada a la persona con la que protagonices un sincero y desinteresado abrazo.

Pueden emocionarnos porque nos recuerdan sutilmente que todos estamos conectados, a muchos más niveles de los que somos conscientes…

«Abrazos gratis» o «Regalo abrazos»… rezan los carteles que muestran los protagonistas del vídeo. Lo que hacen es muy emocionante. Aviso: es posible que necesites un pañuelo 😉

Gracias a Olga, que es quien me ha hecho conocer el vídeo. Te daré un abrazo cuando te vea 😉

Con el tiempo aprendemos…

La sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.

A aceptar nuestras derrotas
con dignidad, y a aprender de ellas.

Que en realidad lo mejor no es el futuro,
sino cada instante que vivimos.

Que la vida es aquí y ahora,
el ayer y el mañana no existen.

Que en demasía…
cualquier cosa se convierte en negativa.

A plantar nuestro propio jardín, a sembrar nuestra alma,
en lugar de esperar a que alguien nos traiga flores.

Que podemos resistir,
que somos fuertes,
que todos tenemos una gran valía.

Que estar con alguien
porque nos ofrece un «buen futuro»,
hará que tarde o temprano
queramos volver a nuestro pasado.

Que si estamos con una persona
por deshacernos de nuestra soledad,
irremediablemente acabaremos no deseando volver a verla.

Que solo quien es capaz de amarnos con nuestros defectos,
sin pretender cambiarnos,
puede brindarnos la felicidad que anhelamos.

Que los verdaderos amigos suelen ser pocos,
y que si no luchamos por ellos,
tarde o temprano solo tendremos falsas amistades.

Que las palabras dichas en un momento de ira e irreflexión
pueden lastimar a quien hemos herido
durante mucho tiempo.

Que disculpar lo hace cualquiera,
pero de perdonar, sólo son capaces las almas grandes.

Que forzar acontecimientos,
probablemente ocasionará resultados indeseables.

Que cada experiencia
es irrepetible.

Adaptación de Javier Martín de un texto atribuido a Jorge Luis Borges.

Invictus

INVICTUS

Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma inconquistable.

Caído en las garras de las circunstancias
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.

Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley


Invictus es un bello, duro y melancólico poema que se ha popularizado gracias a la película del mismo nombre. Me gusta porque nos recuerda que la responsabilidad final de nuestros actos es solamente nuestra, aunque el entorno que nos rodea pueda influirnos en gran medida. Nos recuerda que ser “invencibles” depende exclusivamente de nosotros y que esa invencibilidad no trata de no ser vencidos nunca, sino de levantarnos tantas veces nos caigamos.

Nuestro espíritu es inconmensurable y eterno, aunque a veces lo olvidemos. La capacidad de «resucitar de las cenizas» como el Ave Fénix, es una cuestión de actitud y de conexión con nuestro espíritu, y podemos, de verdad. Es lo que hace notar este impresionante poema.

Seguramente por eso le sirvió a Nelson Mandela de guía y consuelo espiritual durante su encierro, porque nos recuerda que podemos resistir y superar los peores momentos de nuestras vidas.

Al final, depende de nosotros.

La procrastinación o «dejar para después»

La procrastinación es el hábito de aplazar lo que tenemos que hacer. Para ello, buscamos todo tipo de excusas y acciones sustitutas, comúnmente más placenteras y/o menos exigentes en cuanto a trabajo a realizar.

¿Qué lo provoca?

Hay muchas opiniones y análisis al respecto. La causa más común es la falta de entusiasmo en general o con respecto a la tarea en cuestión, lo cual provoca una ausencia prácticamente total de motivación y energía.

La falta de entusiasmo significa que no estamos conectados con nuestro propósito general o el relacionado con la tarea en concreto. Conociendo nuestro propósito, para conectar con él, hay que… digamos «hacer camino», empezando por, obviamente, el primer paso, el más costoso. Pero hay que hacerlo… Pensar y centrarnos en el objetivo final y en lo bien que nos hará sentir cuando llegamos a conseguirlo, ayudará mucho a que encontremos la energía necesaria para arrancar el motor de la acción. A partir de ahí… por cada paso que demos, será más y más fácil.

«Dejar de procrastinar a partir de mañana».

Un claro ejemplo de procrastinación, la tenemos en la muy típica situación de “comenzaré la dieta el lunes”. Para comenzar de verdad, tal como he explicado antes, ayuda mucho establecer claramente el objetivo, visualizarlo y centrarse en él, lo cual facilitará aguantar el primer día de dieta, lo que nos llevará al soportar mejor el segundo, y mucho mejor el tercero… Cuanto más tiempo mantengamos la actitud y acción a realizar, más fácilmente eludiremos la postergación.

Algunos consejos para evitar la procrastinación:

  • Como ya he comentado, toma conciencia y pon el foco en lo que ganarás cuando termines la tarea en cuestión.
  • No pienses en otras cosas o en preocupaciones. Cada cosa debe tener y tiene su momento.
  • Sé consciente de que si lo retrasas una vez, probablemente lo retrasarás una segunda, una tercera, una cuarta… etc. Y, además,  las consecuencias de postergar lo que tienes que hacer quizá no sólo te perjudique a ti mismo, quizá también perjudiques directa o indirectamente a otras personas.
  • Sepas o no cómo empezar a realizar la tarea, si estableces una organización definida, y concretas el modo de realizar la tarea, será de gran ayuda para evitar la procrastinación. Recuerda que no siempre se puede hacer bien las cosas a la primera, que esto no sirva de excusa para rendirte o postergar lo que has de hacer.
  • Es de gran ayuda realizar la tarea que hasta ahora evitabas, en un entorno que te agrade y en el que tengas accesibles las herramientas necesarias para ello.
  • Utilizar un lenguaje que quite hierro a lo que hay que hacer, también ayuda. Por ejemplo, sustituir “tengo que” por “quiero hacer” y hacer afirmaciones positivas y reales sobre la conveniencia de los resultados de realizar lo antes posible lo que estamos postergando, son una extraordinaria ayuda que nos facilita mucho hacer las cosas en el momento justo.
  • Disfruta todo lo que puedas y celebra cuando alcances el final de la tarea o acción. Y graba bien ese momento de satisfacción en tu memoria. Establece un anclaje en esa positiva y agradable sensación para recordarla cuando tengas que realizar otra cosa, aunque sea totalmente diferente.

Puedes encontrar otras técnicas que ayudan a evitar o superar la procrastinación. Identifica las que funcionen mejor contigo.

Aunque… quizás el quid de la cuestión no sea evitar la procrastinación: en un mundo como éste, existen infinidad de cosas por hacer, pero, obviamente, no podemos realizarlas todas al mismo tiempo.

Así que, tal vez, de lo que se trata es de procrastinar adecuadamente… 😉

¿Cómo deberíamos tratar las noticias o chismes?

Un hombre corrió hacia Sócrates mientras gritaba:

Sócrates¡Tengo una noticia para usted!

Sócrates levantó la mano para detener al entusiasmado hombre y le dijo:

Déjeme hacerle tres preguntas. Dígame, la noticia que quiere contarme, ¿está usted totalmente seguro que es cierta?

Seguro del todo… No… — Contestó el hombre. – Pero lo escuché de una buena fuente.

— Segunda pregunta:  lo que me quiere contar, ¿es sobre alguien que usted conoce personalmente?

La verdad es que no… — Respondió el hombre. – Pero creo que usted sí conoce a la persona protagonista de lo que le vengo a contar.

Ya veo. – Dijo Sócrates. — La última pregunta. Esta noticia, ¿es positiva o negativa?

Negativa. – Contestó el hombre.

Déjeme ver. –  Dijo el sabio Sócrates.

Usted quiere contarme algo que no sabe realmente que sea cierto, sobre alguien que usted no conoce y que, además, es negativo. No me interesa. Esta noticia no va a aportar nada de valor.