Depende de ti

Al llegar el último de los asistentes, el Odio explicó el motivo por el cual les había reunido:

Os he convocado a todos los sentimientos negativos para pediros que me ayudéis a matar a alguien. Es algo que deseo con toda mi esencia desde siempre.

Casi todos pensaron que era normal ese deseo viniendo del mismísimo Odio, pero esto no evitó una inmensa curiosidad por saber quién era la víctima. ¿Quién era capaz de superar el poder del Odio que hasta necesitaba ayuda para matarle?

Después de una larga pausa, el Odio dijo quién le resultaba tan difícil eliminar:

Necesito que me ayudéis a matar al Amor…

No faltaron voluntarios para tal cometido. Los primeros fueron los Celos.

Intentaron todas las tretas posibles para provocar el derrumbe del Amor y hacerle el mayor daño posible, utilizando para ello a la Mentira, pero, aunque el Amor pareció sucumbir en varias ocasiones, terminó reponiéndose y haciendo desaparecer todo rastro del daño infringido gracias a que la Honestidad forma parte de él.

Volvieron a reunirse para replantear estrategias y elegir entre los voluntarios al que podría ser el asesino del Amor. El siguiente elegido fue el Rencor…

Durante mucho tiempo el Rencor intentó todo tipo de estratagemas para contaminar el buen carácter y la Bondad del Amor, y aunque consiguió ofuscarle y confundirle, finalmente el Amor superó los agravios a través de la Empatía y el Perdón.

En la siguiente reunión, la elegida fue la Tristeza. El ataque de ésta al Amor fue directo y preciso. La propia naturaleza de la Tristeza atacó a la Alegría del Amor provocando así que su energía bajase a niveles críticos. El Odio y los demás sentimientos negativos no paraban de comentar que el fin del Amor parecía estar cerca, pero finalmente, éste pudo sobreponerse gracias a la Compasión y a la Resiliencia.

Fueron muchos los sentimientos negativos los que intentaron matar al amor: la Angustia, la Ansiedad, la Cobardía, la Antipatía, la Mezquindad… Todos lo intentaron sin éxito durante mucho tiempo.

El Odio terminó por pensar que no se podía matar al Amor. Cuando comunicó esta conclusión a los demás sentimientos negativos, habló el más misterioso y oscuro de los presentes. Nadie sabía quién era, nunca antes había hablado y su rostro estaba difuso por un halo oscuro y siniestro.

Yo me encargaré de matar al Amor.

¿Quién era ese que parecía burlarse del resultado de los demás? ¿Acaso sería la Soberbia? Ni siquiera el Odio preguntó quién era. Sólo le dijo que deseaba que sus palabras se cumplieran.

Tiempo después, el misterioso sentimiento negativo convocó al Odio y a los demás para informarles de sus progresos. En la reunión, les explicó que el Amor se encontraba muy enfermo, más cerca que nunca de morir…

A todos los sentimientos negativos les costaba creerlo, no podían salir de su asombro. No habiendo terminado la sorpresa, el Odio formuló la pregunta que todos estaban pensando:

— ¿Quién eres?

— Se me conoce por muchos nombres, el más utilizado es MIEDO…

. . . . . .

Te estarás preguntando si el Amor finalmente murió. Y eso depende de ti…

De si le das poder al Miedo pensando que no puedes hacer nada por mejorar las cosas o por solucionarlas.

De si prestas atención sólo a lo que te hace sentir mal. Si es inevitable prestar atención a este tipo de cosas, puedes vencer al miedo a través de la esperanza y poniendo siempre la atención en la solución, no en el problema.

De que comprendas e integres que esta vida no se trata de vivir sólo experiencias agradables, también consiste en experimentar las malas y superarlas; este bagaje con experiencias positivas y negativas es el catalizador para evolucionar.

De que ames incondicionalmente, que sepas perdonar y pasar página con coherencia.

Depende de que quieras que gane el Amor…

En un mundo que parece haberse vuelto loco, la solución para que el Amor permanezca, o lo que es lo mismo, el camino para que vivamos una vida plena y en armonía,  consiste en que pongamos toda nuestra determinación en lo que hacemos con una fe absoluta en que todo se puede superar. Al final, el miedo no tiene poder sobre quien persigue sus sueños desde lo auténtico, que es lo que hay en lo más profundo de su corazón o alma.

En definitiva, depende de nosotros que el amor prevalezca frente al miedo.

Fábula original de Javier Martín inspirada por otra vista en Internet.