“No lo sé”. Esa frase casi ha dejado de tener sentido para mí.
Al principio venían repentinamente a mi mente destellos de información… Por momentos era tal la cantidad de imágenes, sonidos, sensaciones… que resultaba embriagador, casi doloroso, y toda esta cantidad y mezcla de datos parecía incoherente.
Sin pretenderlo, por momentos sabía la comida favorita, incluso podía saborearla, de la mujer que estaba sentada en frente de mí en el autobús. O que el gato de la señora sentada a mi lado no se dormía a no ser que le rascara el cogote suavemente… Y también podía sentir lo que el animal sentía mientras le rascaba…
Eran imágenes nítidas, sonidos cristalinos, las sensaciones… como si fueran mías. Era como acceder a mi propia memoria, recordando mis cosas, pero de un modo mucho más nítido y preciso. Era alucinante, y por momentos, pensé que me volvería loco o que lo estaba… Por supuesto, estas ideas las tuve antes de que esta capacidad se desarrollase por completo.
Coqueteé con algunas teorías: tal vez algo que estaba comiendo, que dormía pocas horas y eso me provocaba alucinaciones… O sin más, que mi imaginación estaba desbordante. Pensé que, si seguía así, pronto escribiría un libro. Tiene gracia que ahora esté escribiendo, aunque no por los motivos que creía.
Ahora soy omnisciente, es decir, lo sé todo. Aunque hay algo que se me resiste, el futuro. Hay tantas posibilidades… A veces, tantísimas… que me abruma. Es como mirar un mar infinito y saber que todas las olas pueden romper a la vez…
Puedo… a falta de una palabra más apropiada, “sentir” cómo se configuran las probabilidades a nivel cuántico, y apenas unos instantes, décimas de segundos antes, tu futuro, el mío, el de todos, es cuando se decide. Y, en esta línea temporal en la que estamos, es solo entonces cuando puedo saberlo, prácticamente como tú.
Así que lo sé todo, también todos los posibles futuros, lo cual es, en el fondo, lo mismo que no poder saberlo con certeza. ¿Y sabes qué? Lo agradezco, ya es agotador saberlo prácticamente todo casi sin esfuerzo… si también supiera el futuro ni siquiera tendría sentido mi existencia.
Sí, tengo la capacidad de saber lo que sea de cualquier persona, de cualquier cosa, de cualquier lugar… Puedo saberlo todo, pero curiosamente no puedo saber los números de la Lotería hasta justo instantes antes. No obstante, puedo hacer prácticamente cualquier cosa. Es fácil, sencillamente, sé.
Imagina que todo es de cristal y que puedes ver lo que hay dentro, y más allá de eso, hasta puedes ver su parte más ínfima, que, por cierto, va mucho más allá de moléculas y átomos, es como un fractal sin fin…
Y a nivel humano, ya nada se esconde a mi percepción, a mi saber. Las personas son como un libro abierto para mí, pero un libro en el que puedo ir directamente a la página, línea y frase que quiero conocer, y al instante. Sin proponérmelo, lo sé todo de cualquier persona. Esto tiene una consecuencia que humanamente es difícil de manejar. Me priva del placer de conocer de forma natural a la gente, de acertar, de equivocarme, y, por lo tanto, de conseguir las cosas por mis propios méritos, o de la experiencia de fallar y tener el coraje de volver a intentarlo.
Ahora sé de lo ínfimo a lo macro. Y en esta vida, en este mundo, no hay nada que no sepa, que no comprenda, ni actitud humana que me resulte misteriosa. Sé por qué odiamos cuando en realidad queremos amar, por qué amamos sin ser conscientes de lo que conlleva, por qué el dolor lo sentimos como castigo, cuando en realidad es una llamada… El por qué de lo que llamamos «injusticias»… Sé por qué suceden estas cosas y todo lo demás. Solo te diré que todo tiene su papel en el esquema general, nada está fuera de lugar, todo es… necesario. Sí, incluso eso que aún no puedes perdonar, incluso eso que no comprendes… es necesario.
¿Y la existencia de Dios? Por supuesto, también sé lo que hay más allá de este mundo físico, y es muy diferente a lo que cualquier persona de esta realidad piensa o cree…
Naturalmente, sé cómo dominar la naturaleza, incluso la realidad por mi propio poder.
Sé qué mueve a los seres humanos, al mundo, al… ¿universo? Te sorprenderías…
Quizá tú te lo has preguntado alguna vez o te lo llegarás a preguntar. Y la respuesta al sentido de la vida, es, en términos humanos, sorprendente, casi inasumible.
Pero, precisamente porque sé los motivos por los que la humanidad no sabe estas cosas, no puedo revelarlo. De todos modos, no me creerías, y distorsionaría tu razón de ser. Es un conocimiento que te llegará el día que abandones este mundo. Mientras, lo mejor para ti es no saber mucho más.
Yo ahora tengo una gran responsabilidad, porque saberlo todo me proporciona un poder prácticamente total… El hecho de que tenga este poder puede provocar unas disonancias estructurales en la realidad cuyas consecuencias no puedo manejar, son infinitas; no tengo derecho a interferir y por coherencia, tampoco quiero. Además, como he explicado, este poder me aleja de la experiencia humana y es embriagador.
Así que he decidido “olvidar” que lo tengo y que lo he tenido, “reprogramar” mi mente para que olvide, como ya hicimos antes… todos.
Cuando lo haga, entre las posibilidades que puedo contemplar, veo que cuando lea esto que he escrito, creeré que ha sido una de esas narraciones cortas que suelo escribir, y me reiré de las cosas que se me ocurren a veces.
¿Sabes? Esta vida sí tiene un sentido, tiene propósito, y aunque no hay un único consejo universal, te puedo decir algo que de obvio que es, a menudo le restamos importancia: para que tu vida merezca la pena, hagas lo que hagas, hazlo desde tu estado más elevado, o, en palabras llanas, desde tu mejor versión posible. Sé consciente de que amar y tratar con respeto a tus semejantes, incluso a los animales y cualquier ser vivo, es, en realidad, hacerlo a ti mismo. Es la base, el principio y el fin de todo, la fuerza universal a la que torpemente hemos tratado de nombrar, etiquetar con la palabra “amor”, es lo que cohesiona y da sentido a todo.
Así que, como han dicho muchos maestros espirituales, vive el presente, haz lo mejor que puedas, y hazlo con cohesión, con coherencia hacia ti y hacia todos los seres vivos. De este modo será más fácil que disfrutes de tu camino, sufras menos, estés más cerca de la felicidad… y cumplas el destino que una vez elegiste… antes de nacer.
Ahora, me negaré este poder… y olvidaré haberlo tenido… necesito algo de concentración… Sí, ahora, en cuanto chasquee los dedos.
*CLAP*