«Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite.
Es nuestra luz, no la oscuridad, lo que más nos asusta.
Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?
En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?
Eres hijo del universo.
El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo.
No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras.
Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros.
No solamente algunos de nosotros. Está dentro de todos y cada uno.
Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo.
Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás».
Marianne Williamson
Ciertamente, muchas veces tenemos más miedo a alcanzar lo que queremos, a ser felices, que a la infelicidad en sí misma.
Cuando nacemos, nuestra mente es como un papel en blanco en el que podemos plasmar historias sin límites, un lienzo donde podemos dibujar cualquier cosa, una piedra a esculpir para darle la forma que queramos, un diamante en bruto que se puede pulir para que brille al máximo de su potencial.
La diferencia, es que no importa lo que hayamos escrito en ese papel, no importa lo que hayamos dibujado en el lienzo, ni qué forma le hayamos dado a la piedra, ni cómo se haya pulido el diamante… Nuestra mente, consciente e inconsciente, se puede escribir, dibujar, esculpir o pulir tantas veces como queramos, tantas veces sea necesario hasta alcanzar nuestra mejor versión, hasta lograr nuestro máximo potencial.
Esa es la diferencia. Siempre podemos cambiar a mejor, disfrutar de la vida, dejar nuestro entorno mejor de lo que nos lo encontramos…
Porque sólo podemos cambiar el mundo si cambiamos nosotros. El mundo alcanzará su mejor versión cuando todos seamos nuestra mejor versión. La mejor manera de ayudar a nuestros semejantes, es ayudándonos a nosotros mismos a ser lo mejor que podamos ser…
Siempre podemos volver a nuestra verdadera esencia, a nuestro poder inconmensurable.
Siempre podemos volver al amor.