En los últimos meses vengo observando una constante que se repite en la mayoría de las personas. Actuamos como si no pudiéramos hacer absolutamente nada por cambiar las cosas, somos conformistas con lo que tenemos y las pocas energías que nos deja semejante y artificial panorama, las empleamos para la inútil acción de quejarnos.
¿Por qué nos conformamos? ¿Por qué damos por sentado que la vida que vivimos es la mejor que podemos tener? Las teorías “conspiranoicas” afirman que “la sociedad” nos “programa”, que la sociedad nos dice lo que tenemos que pensar y lo que tenemos que hacer. Somos algo así como “ganado”, personas que trabajan y consumen a fin de hacer sostenible el actual y caduco sistema económico.
Es un círculo vicioso: cuanto más convencidos estamos de esta realidad, menos hacemos por cambiarla y mejorarla, y cuanto menos hacemos por cambiarla y mejorarla, más convencidos estamos de esta realidad… Este esquema mental nos imprime baja autoestima, y ésta, contribuye en gran medida a lo que hacemos o permitimos en nuestra vida, tanto en positivo como en negativo.
Para romper ese círculo, deberías preguntarte: ¿Cuánta prosperidad, riqueza, bienestar… estoy dispuesto a permitir en mi día a día? Obviamente, la respuesta a esta pregunta viene determinada en gran medida por nuestra autoestima.
Así pues, es fundamental, esencial diría yo, que hagas lo posible por aumentar tu autoestima. Ésta no depende de que seas políglota o de que tengas una súper carrera o un master. La autoestima depende exclusivamente de tu perspectiva de la vida, de cómo decides ver las cosas. El hecho de haber nacido, de vivir, debería ser suficiente para tener una autoestima sana. No obstante, puedes aportar a tu entorno lo mejor de ti. Cuando trates de ser la mejor versión posible de ti mismo, tu autoestima crecerá exponencialmente, tanto a nivel consciente como inconsciente.
Independientemente de lo que hagas para aumentar la autoestima, debes ser consciente de que mereces lo mejor. Mereces ser feliz, mereces ser próspero. Debes aprender a percibirlo así, porque es así. Y porque es la mejor manera de provocar el cambio necesario en tus esquemas mentales, en tu paradigma de la vida, para que cambie a mejor. Como dice Randy Gage: “Manifestarás prosperidad en proporción directa al nivel que creas merecer”.
Es muy importante que seas consciente de esto. A partir del momento en que seas consciente de esta verdad y la apliques en tu vida, ésta empezará a cambiar a mejor.
La últimamente famosísima “Ley de Atracción”, habla muy claramente de esto. Viene a decir que según nos sintamos, así atraemos. Cuando nos sentimos mal, parece que todo nos sale mal. Sin embargo, cuando estamos llenos de pensamientos positivos, cuando nos sentimos bien, las cosas suelen salir bien. ¿No te ha pasado nunca?
La prosperidad no es para quien la merece. Se dirige a quien cree que la merece. No importa si esta persona es “buena” o “mala”, sólo depende de su autoestima y de lo que está convencida que merece. De ahí la importancia de trabajar la autoestima y los pensamientos en positivo. Si no crees en tu valía, saboteas de un modo inconsciente -o consciente- tu vida. Todos en algún momento nos saboteamos. Cada vez que te sorprendas discutiendo con tu familia, amigos o pareja por cuestiones sin importancia, comiendo de más, postergando cosas que debes hacer, no aprovechando las oportunidades que surgen en tu vida, etc., etc. te estás saboteando. ¿Te suena?
Si piensas o sientes que no mereces que tu vida sea mejor, si crees que no has actuado correctamente y por ello te sientes mal, debes saber que el «sentirte mal» forma parte de nuestra educación, de lo que nos han inculcado de cómo debemos sentirnos cada vez que hacemos algo que supuestamente no es correcto. Todos nos equivocamos y eso no debe ser motivo para sentirnos mal ni flagelarnos.
Debes ser consciente de que todo el mundo se equivoca, todos actuamos incorrectamente en alguna ocasión y que eso es precisamente lo que nos hace humanos. Debemos por lo tanto aprender de nuestros errores y enmendarlos, actuar de la mejor manera posible, sólo así llegaremos a un estado mental y de sentimiento que nos permita prosperar en todos los ámbitos de la vida.
Curiosamente, es muy probable que cuanto más exigente seas contigo mismo o “mejor” persona seas, más juegue tu subconsciente en tu contra, porque honestamente creerás que no eres merecedor de lo mejor en tu vida cuando hagas algo que estimes incorrecto o malo. Así pues, sé consciente de que eres un ser humano, sé consciente de que todos cometemos errores y de que puedes cambiar a mejor.
En definitiva, perdónate a ti mismo y cambia tu actitud. Los pensamientos positivos comenzarán a fluir y de modo consciente e inconsciente cambiarás la polaridad y el valor de tu autoestima.
Seguro que no hemos nacido para sufrir. Pasar por la vida sin disfrutar de ella, sin aprender, sin hacer cosas buenas, es un auténtico desperdicio. Acepta lo que eres en este momento y actúa por mejorar si consideras que debes hacerlo. Tu vida en positivo puede empezar a partir de este instante, si de verdad quieres.
Naciste para ser feliz y próspero en todos los sentidos.
¡Recuerdalo siempre! 😉