¡FELIZ Y PRÓSPERO 2011!

Siempre pedimos al año nuevo Felicidad, Salud, Prosperidad, etc., dejando en manos de algo «externo» todo lo bueno que nos gustaría que nos pasara en esta nueva época de nuestras vidas.

Actuando así, no lo enfocamos del mejor modo posible… pocas veces las cosas pasan solas. Debemos ser nosotros los que hagamos que las cosas sucedan. Debemos tomar acción, con perspectiva, con un fin en la mente, con un propósito, y realizar las acciones necesarias para conseguir lo que queremos. Realmente, está en nuestras manos.

Hagamos que las cosas sucedan. Está en nuestras manos.

 

Así pues…

No pienses qué puede hacer el 2011 por ti, si no que puedes hacer tú en él.

¡Un fuerte abrazo!

¡FELIZ NAVIDAD!

«Ojalá los sentimientos positivos que generan estas fechas durasen todo el año».

Es lo que solemos pensar. Pero lo cierto es que sin los «malos» momentos, sería imposible reconocer y apreciar los buenos. Son absolutamente necesarios para que existan los positivos, y para hacernos crecer mental y espiritualmente.

Porque es en esos momentos en los que nos sentimos infelices y tristes cuando suavizamos las aristas de nuestras imperfecciones, es en esos momentos cuando tenemos la oportunidad de aprender a amar a los demás y a nosotros mismos.

¡Valoremos estas fechas y hagamos que sean todo lo entrañables y buenas que pueden ser! Y tratemos de que perduren… todo el año.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

Autoestima y prosperidad, tomando las riendas

En los últimos meses vengo observando una constante que se repite en la mayoría de las personas. Actuamos como si no pudiéramos hacer absolutamente nada por cambiar las cosas, somos conformistas con lo que tenemos y las pocas energías que nos deja semejante y artificial panorama, las empleamos para la inútil acción de quejarnos.

¿Por qué nos conformamos? ¿Por qué damos por sentado que la vida que vivimos es la mejor que podemos tener? Las teorías “conspiranoicas” afirman que “la sociedad” nos “programa”, que la sociedad nos dice lo que tenemos que pensar y lo que tenemos que hacer. Somos algo así como “ganado”, personas que trabajan y consumen a fin de hacer sostenible el actual y caduco sistema económico.

Es un círculo vicioso: cuanto más convencidos estamos de esta realidad, menos hacemos por cambiarla y mejorarla, y cuanto menos hacemos por cambiarla y mejorarla, más convencidos estamos de esta realidad… Este esquema mental nos imprime baja autoestima, y ésta, contribuye en gran medida a lo que hacemos o permitimos en nuestra vida, tanto en positivo como en negativo.

Para romper ese círculo, deberías preguntarte: ¿Cuánta prosperidad, riqueza, bienestar… estoy dispuesto a permitir en mi día a día? Obviamente, la respuesta a esta pregunta viene determinada en gran medida por nuestra autoestima.

Así pues, es fundamental, esencial diría yo, que hagas lo posible por aumentar tu autoestima. Ésta no depende de que seas políglota o de que tengas una súper carrera o un master. La autoestima depende exclusivamente de tu perspectiva de la vida, de cómo decides ver las cosas. El hecho de haber nacido, de vivir, debería ser suficiente para tener una autoestima sana. No obstante, puedes aportar a tu entorno lo mejor de ti. Cuando trates de ser la mejor versión posible de ti mismo, tu autoestima crecerá exponencialmente, tanto a nivel consciente como inconsciente.

Independientemente de lo que hagas para aumentar la autoestima, debes ser consciente de que mereces lo mejor. Mereces ser feliz, mereces ser próspero. Debes aprender a percibirlo así, porque es así. Y porque es la mejor manera de provocar el cambio necesario en tus esquemas mentales, en tu paradigma de la vida, para que cambie a mejor. Como dice Randy Gage: “Manifestarás prosperidad en proporción directa al nivel que creas merecer”.

Es muy importante que seas consciente de esto. A partir del momento en que seas consciente de esta verdad y la apliques en tu vida, ésta empezará a cambiar a mejor.

La últimamente famosísima “Ley de Atracción”, habla muy claramente de esto. Viene a decir que según nos sintamos, así atraemos. Cuando nos sentimos mal, parece que todo nos sale mal. Sin embargo, cuando estamos llenos de pensamientos positivos, cuando nos sentimos bien, las cosas suelen salir bien. ¿No te ha pasado nunca?

La prosperidad no es para quien la merece. Se dirige a quien cree que la merece. No importa si esta persona es “buena” o “mala”, sólo depende de su autoestima y de lo que está convencida que merece. De ahí la importancia de trabajar la autoestima y los pensamientos en positivo. Si no crees en tu valía, saboteas de un modo inconsciente -o consciente- tu vida. Todos en algún momento nos saboteamos. Cada vez que te sorprendas discutiendo con tu familia, amigos o pareja por cuestiones sin importancia, comiendo de más, postergando cosas que debes hacer, no aprovechando las oportunidades que surgen en tu vida, etc., etc. te estás saboteando. ¿Te suena?

Si piensas o sientes que no mereces que tu vida sea mejor, si crees que no has actuado correctamente y por ello te sientes mal, debes saber que el «sentirte mal» forma parte de nuestra educación, de lo que nos han inculcado de cómo debemos sentirnos cada vez que hacemos algo que supuestamente no es correcto. Todos nos equivocamos y eso no debe ser motivo para sentirnos mal ni flagelarnos.

Debes ser consciente de que todo el mundo se equivoca, todos actuamos incorrectamente en alguna ocasión y que eso es precisamente lo que nos hace humanos. Debemos por lo tanto aprender de nuestros errores y enmendarlos, actuar de la mejor manera posible, sólo así llegaremos a un estado mental y de sentimiento que nos permita prosperar en todos los ámbitos de la vida.

Curiosamente, es muy probable que cuanto más exigente seas contigo mismo o “mejor” persona seas,  más juegue tu subconsciente en tu contra, porque honestamente creerás que no eres merecedor de lo mejor en tu vida cuando hagas algo que estimes incorrecto o malo. Así pues, sé consciente de que eres un ser humano, sé consciente de que todos cometemos errores y de que puedes cambiar a mejor.

En definitiva, perdónate a ti mismo y cambia tu actitud. Los pensamientos positivos comenzarán a fluir y de modo consciente e inconsciente cambiarás la polaridad y el valor de tu autoestima.

Seguro que no hemos nacido para sufrir. Pasar por la vida sin disfrutar de ella, sin aprender, sin hacer cosas buenas, es un auténtico desperdicio. Acepta lo que eres en este momento y actúa por mejorar si consideras que debes hacerlo. Tu vida en positivo puede empezar a partir de este instante, si de verdad quieres.

Naciste para ser feliz y próspero en todos los sentidos.

¡Recuerdalo siempre! 😉

Nunca dejes que…

Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo. Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo, te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo, ve por ello, ¡y punto!».

Fragmento de la película ‘En busca de la Felicidad’, protagonizada por Will Smith y su hijo.

La perseverancia

Una cualidad que es la madre de muchas otras es sin duda la perseverancia.

Para que esta cualidad no se convierta en una actitud absurda, es absolutamente necesario tener un propósito, un porqué.

En la vida admiramos a las personas que «llegan lejos», admiramos a las personas que se fijan un objetivo y lo consiguen. Siempre son personas tenaces que saben lo que quieren y no se rinden hasta conseguirlo. Para ello han tenido que superar diversos obstáculos en el camino hacia su meta, han superado adversidades aunque hayan tenido momentos de debilidad. La única diferencia entre estas personas y las que no consiguen lo que se proponen, es la perseverancia.

Una de las causas más frecuentes por las que se fracasa en la consecución de cualquier meta es la costumbre de abandonar cuando aparece la frustración. Hay una historia que ilustra muy bien esta circunstancia:

Un buscador de oro se fue al oeste del por aquel entonces joven país, Estados Unidos, a buscar el codiciado metal precioso. Después de varias semanas cavando y buscando en el mismo lugar, tuvo su recompensa al encontrar una veta. Como necesitaba más y mejor maquinaria para seguir cavando, pidió dinero a familiares y amigos, compró lo necesario y continuó con su tarea. Obtuvo más oro. Ya poco le faltaba para conseguir lo necesario para cubrir el dinero que le habían prestado. De repente dejó de encontrar oro. Siguió y siguió perforando, pero finalmente se dio por vencido al no aparecer nada. Vendió la maquinaria al chatarrero por muy poco dinero y se marchó. El chatarrero contactó con su hermano ingeniero de minas para pedirle consejo y después de reconocer el terreno, le informó que el proyecto anterior había fracasado porque el anterior buscador no estaba familiarizado con las vetas falsas. Sus cálculos concluyeron que la veta reaparecería aproximadamente un metro más adelante.  ¡A un sólo metro de donde había dejado de cavar!

La moraleja está clara.

Cuando nos entren ganas de rendirnos, debemos recordar qué es lo que nos motivó, el por qué de hacer lo que estamos haciendo. Debemos ser conscientes de que antes de lograr una meta las contrariedades y los traspiés son parte natural del proceso.

No está de más, incluso es recomendable, escribir en algún lugar que veamos con frecuencia el por qué de lo que hacemos, lo que nos mueve, y releer esa nota siempre que nos encontremos en un momento de bajón. O incluso leerla en los mejores momentos para reforzarnos.

La perseverancia, como cualquier otra cualidad, se puede desarrollar tanto como queramos. Como siempre, depende de qué creemos que podemos hacer y de si queremos hacerlo.

Perseverar siempre tiene recompensa. Aprender a no ceder ante estímulos negativos es esencial. Los estímulos negativos pueden venir de las circunstancias que no siempre son propicias, como es natural; pueden venir de personas que no creen en nuestro proyecto y nos «extraen» la energía enumerándonos e incluso razonando los motivos por los que estamos supuestamente «equivocados», etc. Debemos aprender a despejar la mente a tener el foco, el objetivo bien definido y no perderlo pase lo que pase.

Actuando así, de forma positiva, proactiva e inmunizada a cualquier estímulo negativo, pero sobre todo, siendo perseverantes, tendremos todas las posibilidades de lograr nuestras metas.

¿Qué es el Marketing Multinivel?

España aplica la Ley de Ordenación del comercio minorista 7/1996,1 donde el artículo 22 define y marca los límites de las ventas directas, especificando y prohibiendo taxativamente las ventas piramidales. En concreto, esta ley dice:

“La venta multinivel constituye una forma especial de comercio en la que un fabricante o un comerciante mayorista vende sus bienes o servicios a través de una red de comerciantes y/o agentes distribuidores independientes, pero coordinados dentro de una misma red comercial y cuyos beneficios económicos se obtienen mediante un único margen sobre el precio de venta al público, que se distribuye mediante la percepción de porcentajes variables sobre el total de la facturación generada por el conjunto de los vendedores integrados en la red comercial, y proporcionalmente al volumen de negocio que cada componente haya creado. A efectos de lo dispuesto en este artículo, los comerciantes y los agentes distribuidores independientes se considerarán en todo caso empresarios a los efectos previstos en el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras Leyes complementarias”.

En otras palabras, el marketing multinivel o network marketing es un sistema de distribución alternativo al sistema de distribución tradicional en el que los clientes son los que publicitan y distribuyen los productos y/o servicios de las empresas multinivel. Con este modelo de distribución ahorran mucho dinero en campañas publicitarias de TV, radio o prensa, y parte de ese ahorro lo reparten entre sus clientes.

Este sistema de distribución existe desde los años 50. No parece ser por tanto un modelo de negocio inviable. Muchas empresas basadas en Marketing Multinivel cotizan en la bolsa de Nueva York. Cientos de miles de personas en todo el mundo trabajan en alguna empresa de Marketing Multinivel. Actualmente en Japón y Estados Unidos, aproximadamente el 30% de la distribución total de productos se realiza a través de esta categoría de empresas.

Esta actividad, que se podría denominar como una profesión, se basa en crear redes de personas o grupos de trabajo. Es por ello que un networker bien enfocado aumenta en gran medida sus habilidades sociales.

Trabajar en Marketing Multinivel requiere de actitud positiva y mucho compromiso. Lamentablemente, existen personas de dudosa moral que utilizan este sistema de distribución legal y válido para lucrarse estafando a personas crédulas y de buena fe. Por ello es imprescindible buscar información sobre la empresa en la que hayamos puesto nuestra atención. Por lo general, empresas multinivel que lleven más de diez años en el mercado funcionando con toda probabilidad son sostenibles y no son un engaño. Si se accede al mundo del multinivel de la mano de una empresa con buenos productos o servicios y un buen plan de comisiones, se podrán conseguir buenos resultados, aunque necesitarás una gran constancia, mucha formación, actitud positiva y tener objetivos bien definidos. Tener un porqué. Es importante ser conscientes de que no es una actividad fácil y que requiere mucho trabajo y tiempo para lograr una red consolidada y duradera.

Evidentemente, para alcanzar éxito en cualquier faceta de la vida es necesario trabajar con responsabilidad y constancia. Este tipo de trabajo no es una excepción, pero se puede llegar a crecer mucho en lo personal y en lo económico aunque no sea nada fácil.

En esta actividad se pone aún más de manifiesto lo que dijo Pablo Picasso:

«La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando».