Luna azul

Se aplica la expresión luna azul a la segunda luna llena que coincide en un mismo mes del calendario gregoriano, el cual por su particular forma de organizar los meses en 28, 30 y 31 días para cuadrar los 365 días del año, provoca que en algunos años, haya 13 lunas llenas en lugar de 12. Es un fenómeno que se produce cada cuatro años, aproximadamente. Seguramente por la escasa frecuencia de este suceso, existe en inglés una expresión, «Once in a blue moon», algo así como «Cuando sea luna azul».

No se llama «luna azul» porque se vea de este color. Al parecer sólo se ha visto la luna de este color en tres acontecimientos, en los que el color azul fue provocado por una gran cantidad de partículas y polvo en la atmósfera. Los incidentes fueron las lluvias torrenciales que se produjeron en la India en 1.927 después de una gran sequía,  los incendios forestales de Canadá en 1.951 y la erupción en Indonesia del volcán Krakatoa en 1.883.

La elección de este color al parecer viene de la Inglaterra medieval. En algunos panfletos anticlericales se mencionaba el término «belewe mone», que podría referirse a «betray moon» (luna desleal), y que se convirtió en «blue moon» (luna azul).

Según los astrólogos, ayer 30 de agosto de 2.012, la Luna estaba en el signo de Acuario hasta el final de la tarde, y luego pasó a Piscis. El Sol se opuso a Quirón y Venus se puso en un aspecto complicado con Quirón. El Sol formó un quincuncio con Urano, etc.

Según la Astrología, toda esta serie de posiciones planetarias proporciona varios mensajes, de entre los cuales yo me quedo con éste:

Debemos limpiar nuestra mente y nuestro cuerpo, erradicando todo lo viejo e inservible que nos impide evolucionar.

Por supuesto que ésta es una actitud que debemos adoptar, independientemente de que haya «luna azul» o cualquier otro acontecimiento, aunque bienvenida sea esta luna si nos recuerda, aunque sea a través de una disciplina tan denostada como la Astrología, algo tan sumamente necesario y conveniente:

Pasar página y eliminar de nuestras vidas aquello que ya no nos sirve o nos hace daño.

 

Un ingrediente esencial para la victoria

Las emociones marcan y delimitan claramente los pasos de nuestras acciones. A la hora de actuar, no es lo mismo hacerlo desde un estado de tristeza o abatimiento a hacerlo sintiéndonos alegres y positivos. Éste es precisamente uno de los motivos por los que NeoParadigmas se centra en cuestiones positivas.

¿Cuál es el secreto para que por primera vez en la historia del fútbol, un equipo, el español, haya conseguido ganar seguidos tres importantes campeonatos, la Eurocopa del 2008, la Copa del Mundo del 2010 y la Eurocopa del 2012? Creo que, además de la calidad de los jugadores del equipo español, es el gran compañerismo y amistad que hay entre ellos.

Y un ingrediente más, esencial para lograr gestas de este calibre: el estado de ánimo de sus jugadores, completamente positivo. Sólo desde un estado emocional positivo se consiguen grandes cosas. Y en este equipo, reina un estado de ánimo tremendamente positivo.

Aunque a algunas personas les parezca que esta competición de fútbol, la Eurocopa, es o ha sido un modo de «atontar» la atención de los españoles y de hacernos ajenos a los problemas del país, lo cierto es que esto es sólo un deporte seguido por muchas personas, un juego que genera emociones.

En este caso, provoca emociones positivas, que ahora más que nunca son necesarias por aquí. Porque, como he comentado, sólo desde un estado emocional positivo y alegre es desde donde se consiguen grandes cosas. Desde donde se vence cualquier obstáculo y se triunfa.

Los problemas siguen ahí, desde luego, pero hagamos que estas pequeñas o grandes alegrías sirvan de inspiración, hagamos que sean una chispa que nos anime a mejorar y a encarar la situación desde el optimismo.

¡Desde el punto de vista o estado emocional positivo que nos permita ser campeones! 😉

¡Enhorabuena a los Campeones del equipo español!

¡Enhorabuena España! 🙂

La casa de huéspedes

LA CASA DE HUÉSPEDES

Ser humano es como llevar una casa de huéspedes,
cada día puede llegar un nuevo inquilino:
una vileza, una alegría, una maldad, una felicidad…

¡Dales siempre la bienvenida y pasadlo bien!
Aunque sean multitud de penas
que dejan tu casa vacía.

Sea cual sea, trata a cada huésped honorablemente,
porque posiblemente te esté liberando
para un nuevo deleite.

Da gracias por cada uno que venga
porque finalmente todos fueron enviados
como guías del más allá.

Adaptación libre de Javier Martín de unos versos de Mevlana Jalaludín Rumi.

Me llamó la atención el mensaje de este poema. Ciertamente, en cada etapa de la Vida nos toca vivir diversas experiencias que conllevan una cantidad considerable de emociones y aprendizaje.

Yo tengo la convicción de que todo tiene una finalidad y que todo lo que nos sucede es para nuestro bien, sea «bueno» o «malo». Creo que todas las experiencias, especialmente las que consideramos «malas», tienen un cometido que en muchas ocasiones sólo la perspectiva que nos da el paso del tiempo nos permite conocer, y nos damos cuenta de que era lo mejor que nos podía pasar en función de nuestra evolución personal.

Por eso, creo que lo mejor que podemos hacer es abrazar todo lo que aparece en nuestra vida, especialmente las cosas «malas»: desde una situación comprometida o desagradable, a una persona que no nos cae bien, o cualquier otra cosa que nos haga sentir mal o perdidos.

Crecemos ante los desafíos, ante las situaciones adversas. Es ahí donde nos toca actuar y donde aprendemos dónde están nuestros límites y el modo de superarlos. Son las situaciones que nos provocan para que actuemos de un modo diferente al que solemos hacerlo.

Por ello, la mejor actitud es pensar que son bendiciones disfrazadas, buscar la oportunidad que se esconde ante un infortunio o situación indeseable, y dejar que saque lo mejor de nosotros para mejorar en todos los aspectos, especialmente, en aquellos en los que somos más débiles.

Siempre que aparezca en tu vida algo o alguien que te haga sentir incómodo de alguna manera, algo o alguien que cuestione tus creencias o paradigmas, da gracias, abraza la oportunidad que se te brinda, porque sólo así podrás ver con claridad la oportunidad que esconde.

Un tiempo para cada cosa

Un hombre que llevaba buena parte de su vida tratando de alcanzar la iluminación espiritual, viajó a un templo budista en busca de un sabio que le pudiera indicar cómo lograrlo. Poco después de llegar, encontró a un monje dispuesto a atenderle.

El hombre le explicó que hacía muchos años había dejado todo para dedicar cada instante de su tiempo a alcanzar la iluminación, y que nada de lo que había hecho le había llevado a ese estado superior.

Cuando el hombre terminó de explicarle y le preguntó qué debía hacer, el monje, que hasta el momento había escuchado con gran atención, se quedó pensativo unos segundos. Pasados esos instantes, asintió como si acabara de comprender algo, y contestó:

— Debe usted meditar. La meditación debe ser casi como respirar… Vaciar su mente y dejarse fluir… Desconectar para volver a conectar con el Todo… Compañeros míos practicando durante cierto tiempo la meditación han llegado a la iluminación.

— ¿Y yo durante cuánto tiempo tengo que meditar para alcanzarla también?

— Depende de cada persona y de su grado de evolución… En cualquier caso, le recomiendo que medite todos los días durante unas… digamos cuatro horas.

— Y meditando cuatro horas al día, ¿cuánto tiempo tardaré en alcanzar la iluminación?

— En unos… diez años. – Contestó el monje, sonriendo levemente.

— ¿Y si meditara durante ocho horas al día, maestro? ¿Cuánto tardaría?

— Meditando ocho horas al día… posiblemente lo conseguiría en unos… veinte años.

— ¿¡Pero cómo!? ¿¡Dedicando más tiempo a la meditación tardaré más en alcanzar la iluminación!?  – Preguntó muy sorprendido el hombre.

El monje le explicó:

— Mi inquieto e impaciente visitante… No es cuestión de hacer más, sino de hacerlo bien. No es cuestión de centrarse sólo en objetivos, sino de vivir la Vida. Es absolutamente necesario vivirla y disfrutarla para poder alcanzar metas. Dedique sólo el tiempo necesario a conseguir su objetivo, con sus pausas, con los tiempos estrictamente necesarios en cada fase, y sin llegar al cansancio ni a hartarse. De esa manera, los resultados vendrán, inevitablemente.

Dicho esto, hizo un guiño al hombre mientras se dirigía al patio, donde le estaban esperando otros monjes para jugar al fútbol…

Historia original de Javier Martín.

Tú eliges

Tuve la suerte de conocer al señor Guzmán en un hospital realizando labores de voluntariado pasando el tiempo con niños enfermos de cáncer. Nunca antes había visto a una persona que transmitiese tanta serenidad y bondad.

Me resultaba incomprensible que a algunas personas, muy pocas, no les cayera bien. Quizás no eran capaces de asimilar que hubiera alguien tan sumamente positivo y con una paciencia a prueba de bombas. Y es que las situaciones que nos tocaba vivir en el hospital con los niños enfermos podían destrozar la moral de cualquiera. Algunos niños estaban tan mal que a veces no los volvíamos a ver al día siguiente. Sin embargo, el señor Guzmán siempre ofrecía una mirada serena y una agradable sonrisa, y en cualquier circunstancia tenía palabras y gestos amables para todo el mundo, incluso para aquellos que no se portaban bien con él.

Un día no pude más y le pregunté cómo podía tener siempre esa actitud tan positiva. Él, tan gentil como de costumbre, me respondió:

— Bueno… Yo también tengo mis momentos bajos, ¡soy un ser humano! – Dijo sonriendo como siempre. – La diferencia es que cada vez que estoy a punto de rendirme ante las circunstancias, me digo a mí mismo que puedo elegir entre ser víctima y lamentarme sin hacer otra cosa, o puedo tomar las riendas de mi vida, haciendo todo lo que esté en mi mano para mejorar la situación. Siempre puedes elegir tu actitud. Siempre puedes elegir, amigo mío, entre lo positivo y lo negativo.

Confieso que inicialmente sus palabras me parecieron obvias, pero su mensaje era muy importante y la mayoría de las personas no tenemos en cuenta este punto de vista.

Seguía sin comprender cómo podía adoptar siempre una actitud positiva, así que indagué más.

— ¿Usted siempre ha sido tan positivo, señor Guzmán?

Nada más hacerle la pregunta, me miró… pero sus ojos parecían estar en otro lugar. Por primera vez, vi un gesto serio dibujado en su rostro.

— No. No siempre era tan positivo. Hace unos años me pasó algo muy dramático que hizo de catalizador para que mi actitud mejorase. Tuve un accidente de tráfico en el que pude morir… Quien falleció fue… mi amada mujer. La quería más que a mi propia vida, lo era todo para mí.

El señor Guzmán tragó saliva, y unos segundos después, continuó.

— El coche quedó destrozado por el impacto, y mi alma fue golpeada mucho más duramente que mi cuerpo cuando observé con impotencia cómo mi mujer apenas podía respirar y a pesar de eso me miraba con dulzura mientras me decía en un susurro que… todo saldría bien…

Me sorprendí muchísimo al ver cómo el semblante siempre alegre del señor Guzmán había desaparecido por completo, y por primera vez pude ver en su rostro reflejada una enorme tristeza. Quise pronunciar unas palabras de ánimo, pero el nudo en la garganta que sentí al notar tanto sufrimiento en aquel hombre noble y bueno, me lo impidió. Él, aparentemente consciente de mi incapacidad momentánea para articular palabras, siguió contando su triste historia:

— «Todo saldrá bien.» Eso me dijo mi amada… Nunca olvidaré esas palabras. Cuando al fin consiguieron sacarnos de entre los amasijos del coche, y escuché a los médicos certificar su muerte, yo me quise morir en ese instante. Ya nada me importaba. Nada de lo que hubiera en este mundo podía tener sentido para mí. Quería morir e irme con ella. Fue entonces cuando uno de los médicos dijo que era necesario llevarme lo antes posible al hospital. Recuerdo que entre susurros yo decía una y otra vez que no quería vivir. Segundos después, perdí el conocimiento…

Desperté completamente aturdido y sin recordar nada en una habitación iluminada por una intensa luz natural que entraba por una amplia ventana. Una amable voz femenina me saludó y empezó a explicarme la situación. Se trataba de una enfermera que rápidamente llamó al personal del hospital para que me examinaran. Le pregunté qué hacía yo allí. La enfermera me contó que había tenido un accidente hacía varias semanas. Nada más escuchar esas palabras, pregunté por mi esposa, y cuando vi la expresión en la cara de la enfermera… recordé…

Me dolía tanto el alma que no podía llorar. La desolación que sentía era absoluta, y comencé a preguntarme qué hacía yo en el mundo, porqué se me había perdonado la vida…

Entonces, la enfermera dijo:

«Todo saldrá bien.»

No hay palabras para describir lo que sentí al escuchar esta frase tan trivial, la misma que pronunció mi mujer pocos segundos antes de fallecer. En ese momento, fue cuando… Elegí. Elegí vivir, elegí tener siempre una actitud positiva… Como te decía antes, las circunstancias son las que son, amigo mío, pero mi actitud es mía, sólo mía. Yo elijo, y elijo la Vida, elijo actuar en positivo y trabajar para mejorar las circunstancias. Elijo amar y servir a los demás. Porque quiero contribuir activamente a que se cumpla.

— ¿Que se cumpla qué? – pregunté aún aturdido por la historia y sin ver lo evidente.

— Que todo salga bien. – Me dijo el señor Guzmán, retornando a su habitual y agradable sonrisa…

Historia original de Javier Martín.

Cuando el amor es puro

Era una oscura y lluviosa tarde la que se veía a través de las ventanas del hospital. El agua caía con fuerza en las calles, mientras sacaban de la ambulancia a toda prisa a una niña cuyo aspecto encogió el corazón de los enfermeros que fueron a asistirla.

Llegó a la habitación asignada a la niña uno de los médicos que estudiaban la escurridiza enfermedad que padecía. Llevaban muy poco tiempo estudiando el caso. Hasta el momento sólo sabían con certeza que se trataba de una rara dolencia que no sabían cómo curar.

El médico, muy preocupado, no sabía qué tratamiento aplicar. Fue entonces cuando escuchó la voz entrecortada y llorosa del hermanito de la niña, preguntándoles a sus padres porqué él se había salvado y su hermanita no.

Inmediatamente preguntó a los padres a qué se refería su hijo, y entonces le contaron que hace dos años, cuando vivían en otra ciudad, su hijo tuvo una enfermedad muy parecida a la que ahora aquejaba a la niña.

El médico sintió una mezcla de enfado y alegría al escuchar estas palabras. Enfado consigo mismo, por no haber indagado más en el historial médico de la familia de la niña: se había centrado en los padres, pero incomprensiblemente había pasado por alto a su hermano, a pesar de los procedimientos médicos existentes para casos así. Estaba alegre, porque si su hermano había tenido la misma enfermedad y se había salvado, habría generado los anticuerpos necesarios para salvarla.

Se realizaron a contrarreloj todo tipo de pruebas. Cuando confirmaron que el hermano de la niña había efectivamente padecido la misma enfermedad, supieron qué hacer para salvarla: una transfusión de sangre le proporcionaría los anticuerpos necesarios para curarse.

El doctor le explicó al niño que su hermanita estaba muy enferma y que podía morir, pero que con una transfusión de su sangre se podría salvar. Le preguntó si estaba dispuesto a hacerla. El niño dudó durante unos instantes, y finalmente le dijo al doctor: «Sí, quiero darle mi sangre. Si eso salva a mi hermanita, seré feliz».

Hicieron los preparativos necesarios para poder realizar la transfusión del niño a su hermana. Al poco tiempo de comenzar, el niño que estaba preocupado por su hermana, comenzó a notarse un poco débil. Entonces miró a sus padres, y a continuación al doctor, que estaba al lado de la enfermera, y preguntó:

¿Cuándo empezaré a morirme?

Cuando le hablaron de transfusión, el niño creyó que le estaban pidiendo darle toda su sangre a su hermanita. Pero él estaba dispuesto a hacer ese sacrificio por ella…

Cuando el Amor es puro, somos capaces de hacer prácticamente cualquier cosa. No se me ocurre un gesto de Amor más grande y desinteresado que dar la vida por otra persona. He escrito esta narración basándome en una breve noticia que leí hace algún tiempo. Ignoro si era cierta, pero es tremendamente emotiva e inspiradora.

Entre las millones de posibilidades que podemos vivir los miles de millones de personas que habitamos este planeta, con toda seguridad esta historia se puede quedar corta en comparación con otras relacionadas con sacrificios y gestos de Amor y Bondad que han ocurrido realmente.

Actuando desde el Amor podremos generar el cambio que el mundo necesita.