Este es un término que últimamente se utiliza mucho en Psicología en general y en diversas escuelas relacionadas con la seducción. Tiene que ver con nuestras creencias o paradigmas, y con lo que pensamos y sentimos con respecto a una situación o una persona. Es lo que marca nuestra actitud y nos define.
Es pues muy importante prestar atención a nuestro Juego Interno, ya que marcará nuestros actos.
Las acciones para conseguir nuestras metas están perfiladas por nuestra actitud. En general, pasamos a la acción no basándonos o enfocándonos en nuestro propósito, sino en lo que nos hacen sentir o pensar las situaciones por las que debemos pasar para su consecución.
Un Juego Interno negativo está definido por una baja autoestima, por conflictos internos, por diferentes opiniones o paradigmas que se contradicen, por experiencias negativas, etc. Todo lo que impide alcanzar la excelencia y desplegar todo el potencial.
Una solución para conseguir un buen Juego Interno puede ser aprender a mantener la mente focalizada en nuestra meta sin pensar en nada más. Si queremos conseguir algo, debemos pensar exclusivamente en la meta sin cuestionar negativamente, evitando un diálogo interno negativo, aprendiendo simplemente a centrarnos en las acciones a seguir para su consecución. Esto es, aprender a ignorar a nuestro “enemigo interno”. Requiere práctica y ser vigilantes de nuestros pensamientos, pero es cuestión de establecerlo como un hábito.
Sencillamente pasar a la acción sin pensar nada negativo, sin pronósticos… Sólo haciendo lo que hay que hacer o lo que creamos más conveniente. Con acción positiva, es cuestión de más o menos tiempo lograr cualquier cosa que nos propongamos. En definitiva, zambullirnos en el agua en lugar de quedarnos mirándola preguntándonos si estará fría.
Sabemos que pensamos y sentimos, pero no somos conscientes de este proceso hasta que nos fijamos en él. Prestar atención a lo que pensamos de una situación o una persona, de lo que nos hace sentir, para darnos cuenta de si nos estamos saboteando, nos facilitará enormemente centrarnos en nuestra meta y hacer lo que más convenga en función de los resultados que queramos obtener.
Mejorar nuestro Juego Interno conllevará mejorar nuestro Juego Externo, nuestra actitud.
9 comentarios
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Acabo de descubrir este espacio, buscando una foto para el mío y me he quedado enganchado a él durante un buen rato. Me interesa mucho la psicología y tú la explicas muy bien, ademas de las aptitudes positivas de las que hablas.
Suelo ser bastante positivo y me enfrento a la vida con valentía, aunque a veces cuesta demasiado plantar cara a la vida. Prometo volver por aquí en cada entrada..
Un abrazo grande
Autor
Muchas gracias JFL, me alegro mucho de que te guste mi Blog. He estado mirando el tuyo y es muy interesante. Estaré atento a tus próximos artículos.
Tienes razón, a veces cuesta plantar cara a la Vida, aunque seamos positivos y valientes. De todos modos, los momentos «malos» son los que nos aportan la semilla del cambio, los que hacen que nos cuestionemos, y nos ayudan a aprender a valorar los buenos momentos. Si somos conscientes de esto y de que forman parte natural de la Vida, creo que valoraremos en su justa medida esos momentos que preferimos no vivir, y nos centraremos en lo bueno de la Vida y en aceptarla tal como es. Aprenderemos a amarla y a disfrutarla.
Seguimos en contacto, JFL. ¡Un fuerte abrazo!
En metafísica se utiliza un término-ejercicio que es el “observador”y tiene mucho que ver con lo que denominas aquí·”juego interno”. Ser el observador imparcial de tu propia vida, nos ayuda a tomar la mejor elección, siempre veremos las cosas de una forma más clara y objetiva desde una cierta distancia. No se trata de no tener emociones o sentimientos, estos deben fluir, pero no deben dominarnos. Se trata de que el miedo en todas sus variantes (inseguridad, falta de autoestima, timidez, etc…), las emociones no condicionen-limiten nuestras experiencias futuras. Cuando hacemos esto, desarrollamos todo nuestro potencial, un mundo nuevo de opciones y oportunidades se abre ante nosotros.
En esta línea cuando deseamos algo de corazón, cuando deseamos algo de verdad, cuando no es un capricho, cuando hemos sopesado pros y contras de conseguir nuestro sueño, cuando hemos trazado una plan de ruta con etapas para alcanzarlo, hemos valorado realistamente nuestros puntos fuertes y los débiles y la forma de subsanar o mejorar estos últimos, cuando hemos hecho todo esto y seguimos queriendo conseguir nuestra meta y queremos vivir el camino de conseguirlo, cuando el pensar en conseguirlo hace que todo nuestro cuerpo vibre y se ilumine, se trata justo de que en ese momento nuestros miedos no nos frenen, que ese diálogo interno que todos nosotros tenemos, funcione como un entrenedador personal y sea motivador, que no nos digamos (yo no puedo, no lo voy a conseguir, no me atrevo, me van a rechazar, voy a fracasar denuevo, no soy bastante buen@, bastante list@, bastante guap@ … la lista puede se enorme.
Tal como yo lo veo se trata de convetirte en tu mejor amigo, en tu mejor aliado.
¿Y si ese propósito choca con tus valores? A veces creemos que queremos algo, pero nos damos cuenta de que no es lo que esperábamos, o simplemente, no nos hace felices.
Añadiría que lo dicho es perfecto, cuando tienes tu meta cristalina. Cuando es lo que más deseas en esta vida.»Pensar exclusivamente en la meta sin cuestionar negativamente, evitando un diálogo interno negativo, aprendiendo simplemente a centrarnos en las acciones a seguir para su consecución», ahí difiero un poco; si lo que haces, te hace sentir mal continuamente, es que algo falla, choca con aspectos de tu paradigma, y creo, que la solución no está en hacer caso omiso a tus sentimientos. Debes hacer cosas que te gusten y te hagan sentir bien la mayoría del tiempo, quitándole importancia a lo negativo. En éste último caso, totalmente de acuerdo con tu post.
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No debes hacer algo que no esté en armonía con tus valores. Pero esto es sólo si hablamos estrictamente de valores.
Ahora bien, cuando dices «A veces creemos que queremos algo, pero nos damos cuenta de que no es lo que esperábamos, o simplemente no nos hace felices», estás hablando de otra cuestión.
Varios de los procesos o acciones que llevan a una meta, no suelen ser agradables. Por ejemplo, si quieres tener un cuerpo en forma, tendrás que entrenar, ir al gimnasio, hacer pesas, ejercicios aeróbicos, etc. El proceso no suele ser precisamente agradable, especialmente al principio. Si aquí aplicas aquello de «no me hace feliz» o «no es lo que esperaba», entonces a buen seguro, lo dejarás antes de conseguir resultados apreciables.
Ahí es donde radica la diferencia. Entrenar, conseguir un cuerpo 10, seguro que no choca con tus valores. Pero el proceso que te lleva a ello tiene sus pros y sus contras. No se puede esperar que todo el proceso sea agradable y que nos encante. Eso es irreal.
Se puede aplicar también, por ejemplo, a si tu sueño es abrir un restaurante y piensas que todo el proceso de su puesta en marcha y su despegue va a ser agradable. Craso error. Y cuando te das cuenta de que hay que luchar y pasar por los problemas típicos de una empresa como ésta, ¿abandonas el proyecto? Si tu sueño es tener un próspero restaurante, lo que toca es trabajar y tragar diversos sapos, hasta que consigues hacerlo prosperar, en definitiva, hasta que consigues tu sueño.
Con las relaciones pasa lo mismo. Cualquier familiar, amig@, pareja… siempre habrá algo en su personalidad que no case con la nuestra o no nos agrade. A buen seguro habrá desacuerdos, alguna discusión… Entonces, qué, ¿tiramos la toalla? ¿No es mejor fijarnos en lo que queremos en lugar de en los escollos? Evidentemente en las relaciones hay cosas insalvables, pero muchas veces le damos demasiada importancia a detalles que no la tienen. Queremos Compañerismo, Unión, Amistad, Amor… En eso es en lo que nos tenemos que fijar. Los detalles, detalles son, y aunque pueden ser importantes, no dejan de ser sólo una parte de un todo.
Si lo que hacemos nos hace «sentir mal», antes de abandonarlo, creo que es conveniente que revisemos el motivo por el cual nos hace sentir mal. A lo mejor descubrimos algo en nuestra personalidad que nos frena a la hora de sacar la mejor versión de nosotr@s mism@s…
Si por ejemplo, lo que más quieres en esta vida, es tener un cuerpo perfecto, te aseguro que si para ti, es un sufrimiento continuo el hacer pesas o ir al gimnasio, lo acabarás dejando. En cambio, si disfrutas haciendo algún deporte, la cosa cambia, lo practicas porque te divierte, y además consigues un cuerpo diez, que es lo que buscabas. No estoy de acuerdo con que tengas que sufrir en el proceso. La gente que triunfa suele hacer aquello que más le gusta, o en lo que es más hábil, eso sí sin rendirse, dándo el máximo de sí mismo. Para mí, ése es el camino.
Autor
No hay nada en la Vida que esté exento de malos momentos. Absolutamente nada. Ni siquiera lo que más nos gusta. Incluso a una persona que le encanta su profesión, tiene malos momentos y en ocasiones no iría a trabajar.
Lo que digo es que conseguir un objetivo, cualquiera, no está exento de malos momentos o de tener que realizar cosas que no nos gusten, y que hay que aceptar que es parte del proceso y tirar hacia adelante, hacer lo necesario para conseguirlo. Por supuesto, podemos hacer lo posible para que el camino sea lo más agradable posible, pero siempre habrá momentos o habrá que hacer cosas que no nos guste hacer.
Con el ejemplo del cuerpo perfecto, si DE VERDAD lo quieres, te tocará sufrir, sobre todo al principio: someterse a una gran disciplina que incluye una rutina de entrenamiento a rajatabla y una dieta acorde, horas de descanso adecuadas, sacrificios varios, etc., etc. Quien quiera de verdad tener un cuerpo musculado, le tocará sí o sí pasar por esto. ¿A quién no le gustaría tener un cuerpo perfecto? ¿Por qué no lo tiene todo el mundo? ¿Acaso las personas que se lo curran porque lo quieren de verdad, no lo pasan mal en algún momento durante su trabajo para conseguirlo?
Creo que en general estamos «programados» para no salir de nuestra zona de comodidad y hacer solo aquello que nos reporta placer. Debemos cambiar el chip de una vez y perseguir nuestros sueños, aunque en algún momento del camino para conseguirlos tengamos que «pasarlo mal». ¡Es que es parte del proceso!
Todos los sueños tienen escollos en el camino. Absolutamente todos, Olga. Dime uno solo que esté exento de malos momentos o de pasarlo mal en algún instante. Que, por cierto, las partes difíciles o menos agradables son precisamente las que dan mérito a conseguir metas. Si todo fuera un camino de rosas, ¿dónde estaría el mérito?
Supongo que es una cuestión de actitud. Yo no he dicho que no haya cosas malas, sólo que son las menos. Conozco a gente que adora hacer deporte, y otra que «tiene» que hacer deporte. Te digo cuál de las dos tiene mejor cuerpo?. Este muno es polar, lo bueno conlleva malo y viceversa. Y la vida te pondrá a prueba para ver si de veras quieres tu sueño.
Si tu crees que en el camino va a haber más sufrimiento que placer porque ése es el precio a pagar. Así será.
Autor
Exacto, es una cuestión de actitud. Por eso es tan importante el Juego Interno: aprender a encarar las situaciones del mejor modo posible, y no rendirnos a las primeras de cambio, por culpa de nuestros miedos, ideas negativas, traumas, etc.
En el ejemplo que pones, hay de todo. Las personas que quieren tener un gran cuerpo y «tienen» que hacerlo hasta conseguirlo, pero que NO se rinden cuando lo pasan mal. Persiguen su sueño y acaban alcanzándolo. Cuando empiezan a ver resultados, no se les hace tan cuesta arriba entrenar. Pero, en el momento clave, cuando «tenían» que entrenar y sufrir, no se rindieron. Ahí está el quid de la cuestión. El Juego Interno o Actitud que aplicaron en el momento decisivo, fue seguir adelante a pesar de las dificultades. Esa es la actitud de los que consiguen sus sueños.
Siempre debemos ser positivos. Nos ayudará a enfocar y encarar las cosas mejor. Pero esto no significa que nunca vayamos a tener algún momento menos agradable.
El secreto de las personas que son más felices, independientemente de si les va más o menos bien, es CÓMO se toman las cosas, cómo las encaran… en definitiva, de la ACTITUD que adoptan ante la Vida.