Corazón compasivo

Cuenta una historia que una mujer, muy preocupada porque su hija comía azúcar en exceso, la llevó a hablar con Gandhi con la esperanza de que la convencería para que tratase de vencer su adicción.

Gandhi, después de escuchar a la madre, se quedó pensativo unos instantes mientras observaba compasivamente a la muchacha. Sonrió, y les pidió amablemente que volvieran una semana después.

Transcurrido ese tiempo volvieron. Luego de los saludos y de que la mujer le recordara el motivo por el cual habían regresado, Gandhi miró fijamente a los ojos de la chica y le explicó que lo mejor era que dejara de tomar azúcar ya que no era bueno para ella.

La madre de la muchacha quedó estupefacta con la escena, pensando que para una conversación de apenas un minuto bien lo hubiera podido hacer la vez anterior.

Airada, le increpó a Gandhi por qué no se lo había dicho la semana anterior.

Él contestó:

– La semana pasada… yo comía azúcar.

. . . . . .

La compasión demuestra una gran empatía con el sufrimiento de las personas y ánimo o actitud de ayudar a aliviar su dolor o ayudar a combatir la causa.

Un corazón lleno de compasión, está lleno de amor y comprensión.

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