Emprendizaje

Hace unas semanas, Javier me pidió que escribiese mi experiencia como emprendedora. ¡Qué difícil! Cómo contar todas las emociones que suponen emprender un sueño… convertir en realidad una idea que durante tantos años fraguas en tu mente. Y hoy mismo la respuesta vino a mí.

Ordenando documentos en mi despacho, me encontré con el discurso que leí el día de la inauguración de mi empresa. Hoy comparto con vosotros algunos fragmentos, con la intención de que la emoción de mis palabras (no sonoras) llegue a todos vosotros, lectores de NeoParadigmas:

“Buenas tardes. Bienvenidos a Brétema Producciones. Hoy es el comienzo de un sueño que empezó hace unos años, y para el que parecía que nunca aparecía el momento adecuado, hasta que me di cuenta que el momento adecuado lo elige uno mismo.

(…)

Del mismo modo que en su día tuve que descubrir que uno mismo elije el momento adecuado para realizar sus sueños… Estos días estaba delante del ordenador intentando escribir el mejor discurso del mundo para este momento, y una vez más… me di cuenta de algo, que no hay mejor discurso que hablar con el corazón. Así que os contaré, entre amigos, como se ha ido creando este pequeño Universo llamado Brétema.

La primera vez que se me ocurrió la idea estaba haciendo la carrera. En medio de un trabajo de radio que tenía que presentar unos días después, se me ocurrió que por qué no montar una empresa que vendiese contenidos a las radios… ofrecer producción enlatada, cortinas, jeangles, contenidos para las webs… y millones de cosas que se te pasan por la cabeza.

(…)

Terminé la carrera, me fui a Chile a trabajar, vi cómo estaban montadas allí las emisoras radiofónicas, qué tipo de producción se hacía en Latinoamérica… Y me volví un año y medio después cargada de ideas para poner en marcha.

(…)

Y desde entonces la idea se iba despertando cada día más, y nos dimos cuenta que el sonido está en todas partes, no solo en la radio. Está en la publicidad, en el cine, en la televisión, en los videojuegos, en los móviles, en la red, en directo, en diferido, en la voz, en los instrumentos, en las imágenes también, aunque no lo creáis, en las cosas… Está en todas partes. Por lo tanto la idea fue creciendo poco a poco.

(…)

Nuestro objetivo es la creación. Queremos ser creadores de ideas, de productos y de ilusiones que lleguen al público. También queremos ser el complemento perfecto para otras productoras, para agencias, para empresas privadas.

La palabra NO queremos sacarla del vocabulario de Brétema, por lo menos siempre que sea posible, y cuando el NO nos atenace, buscaremos soluciones que permitan que la respuesta de esta empresa siempre sea SÍ.

Y ese SÍ queremos vincularlo a la calidad, a la elegancia y a las resoluciones.

(…)

Este año ha sido el momento. Ha sido cuando María (mi hermana) y yo decidimos dar el “sí, quiero” a este sueño. Hasta entonces todo parecía ciertamente utópico, y muchas personas nos intentaron hacer desistir en el camino. Creo incluso que algunos seguirán pensando a día de hoy que nuestra locura ha ido en aumento.

Le peor que le puede pasar a una persona cuando tiene un sueño es que se lo quieran convertir en pesadilla. Pero os puedo asegurar, que la mayor satisfacción del sueño es convertirlo en realidad. Y no por darle en los dientes a nadie, sino para crear esperanza, para motivar y para crear ilusión.

Me siento dichosa de poder decir hoy desde aquí:

Amigos, los sueños se pueden convertir en realidad. ¿Luchando? Por supuesto. ¿Dudando? Sin lugar a dudas. ¿Flaqueando? A cada momento. Pero todo eso lo que te permite es reforzarte en tus creencias.

No sé si he nacido para ser empresaria, no sé si mi futuro es llevar un gran timón. Lo único que sé es que nací para Brétema y por eso era necesario crearla.

Como decía, este año ha sido el momento. Y en esta decisión nos han acompañado una serie de equipos y profesionales que han hecho que el nacimiento de Brétema sea posible.

Quiero aprovechar la ocasión para dar las gracias a cada una de las personas que de un modo u otro aportaron su granito de arena a Brétema. Tanto profesionalmente como en el terreno personal.

(…)

Y gracias por supuesto, a cada una de las personas que nos acompañan. A los de aquí, a los de allí y a los de más allá. Gracias a todos.”

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Creo que no podía encontrar mejor forma de explicar qué es ser emprendedora que iniciar este artículo con las palabras de la ilusión que encierran los emprendimientos de la vida.

Una vez puesta toda la ilusión y la carne en el asador. Una vez pasadas todas las tensiones, los miedos y los contratiempos de última hora que implica la puesta en marcha de una empresa… ¿qué sucede? Pues que todo no ha hecho nada más que comenzar. Es decir, comienzas a aprender.

Quizás por esto último, por el aprendizaje que conlleva ser emprendedora, creo que la palabra correcta debería ser emprendizaje. En donde primero te pones en marcha con ilusión, con amor y con esfuerzo, y donde más tarde aprendes y pones en marcha todos los mecanismos racionales y emocionales que no eres consciente ni de que existen dentro de ti.

Porque una vez abiertas las puertas de Brétema empezaron los retos. Los retos reales, palpables y, en ocasiones, asfixiantes. Pero como todo lo empiezas con ganas, ilusión y amor, se puede. Y cuando crees que no puedes más, se puede. Y cuando piensas como pase algo más negativo no me levanto de la cama, se puede.

Y de pronto llega un día en el que suena el teléfono, la puerta, el móvil, un mail, equis… Y todo gira, y llegan las sonrisas, las recompensas y las alegrías. Y no os vayáis a creer que lo que más alegría da, es el alivio de que por fin hay luz al final del túnel y que menos mal que tu sueño no se ha ido al garete. No, no. Lo que más alegría te da, es ver a tu equipo contento, ilusionado, y sujetando el timón del barco con tanta fuerza como si de tus propias manos se tratasen.

Ahí está la mayor satisfacción del emprendizaje.

Así que si me puedo atrever a dar un consejo, o mejor dicho… si con mi ejemplo puedo inspirar a alguien, sólo diré una cosa: hagáis lo que hagáis, hacedlo con amor. Porque solo el amor por vuestro emprendizaje, sea cual sea éste, no tiene por qué ser una empresa, os dará la fuerza necesaria para soportar las tempestades y llegar con vuestro barco a buen puerto.

Brétema ha empezado a hablar y a dar sus primeros pasos. Tiene casi 9 meses. Cuando nos demos cuenta le comenzarán a salir los primeros dientes.

El discurso que leísteis anteriormente lo dije ante casi 100 personas, el día de la inauguración de Brétema. ¿Sabéis qué día fue? El 8 de marzo. El día Internacional de la Mujer (antiguamente conocido como Día de la Mujer Trabajadora).

Naciendo en un día con tanta fuerza y significado, no le puede ir de otro modo que no sea bien.

¿Sabéis cómo me gusta llamarle? La Fábrica de Sueños.

Gracias por llegar aquí con tus ojos. Y ojalá, con una sonrisa.

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