El lado positivo del mensaje

En un tiempo lejano, un rey pasó una noche muy mala por culpa de una pesadilla en la que veía que se le caían todos sus dientes.

Por la mañana era tal el desasosiego que le producía recordar el mal sueño, que quiso preguntar qué podía significar a su consejero más anciano y sabio, pero se encontraba de viaje, así que mandó llamar al aprendiz de éste.

Una vez escuchó al nervioso rey, el joven le dijo:

¡Qué mala suerte majestad! En un sueño, los dientes representan a sus familiares, y si estos se caen, significa que morirán todos ellos.

El rey, que sintió el rechazo más absoluto a lo que acababa de escuchar, montó en cólera y ordenó encerrar al joven aprendiz del consejero hasta nuevo aviso.

Justo en ese momento, el consejero más anciano y sabio entraba por la puerta de la sala. Acababa de llegar de su viaje.

Naturalmente, de inmediato el rey le contó la susodicha pesadilla. El joven quiso advertir al anciano, pero no había manera de hacerlo sin que el rey se diera cuenta. El anciano, que reparó en la cara desencajada del joven, se quedó pensativo, y unos instantes después, le contestó al rey:

Majestad, quédese completamente tranquilo. Ese sueño lo único que quiere decir, es que vivirá más tiempo que sus parientes.

El rey suspiró aliviado, y una amplia sonrisa se dibujó en su cara. Fue tal su alegría, que recompensó a su sabio consejero con un cofre lleno de alhajas.

Unas horas después, el anciano fue a las mazmorras a ver a su joven aprendiz. Había conseguido que el rey fuera indulgente con él y le iba a soltar. El joven, no pudo evitar preguntarle al anciano consejero:

Señor, ¿cómo es posible que el rey le recompensara si la interpretación que le dio del sueño fue prácticamente la misma que la mía?

Seguro que en el fondo lo sabes… Lo único que hice, fue poner el foco en el lado positivo del mensaje…

Versión de Javier Martín de la fábula «El rey y la pesadilla».

Todos sabemos que hay muchos modos de decir o expresar las cosas. Sin embargo, no siempre aplicamos un modo de decirlo empático, teniendo en cuenta a la persona que tenemos delante, sus sentimientos y circunstancias.

Para una comunicación eficaz y productiva, es necesaria la sinceridad y un enfoque positivo. Que nuestras palabras reflejen los hechos, influirá de forma definitiva en lo que vamos a transmitir a través de la parte no verbal del mensaje (tono de voz, lenguaje corporal), que tiene mucho más peso y transmite más que las palabras. Y se puede relatar los hechos o lo que sea que queramos o necesitemos decir, obviando la parte negativa, enfocándonos en su lado positivo. No sólo es posible, es necesario para que la otra persona se sienta bien y por lo tanto capte mucho mejor el mensaje, lo acepte y lo asimile.

Siempre que nos enfoquemos en el lado positivo, todo irá bien. Garantizado 😉