¿Influyen las creencias en el progreso?

Nuestro modo de pensar está integrado por un núcleo duro de prejuicios, creencias, valores y expectativas que finalmente se refleja en nuestra actitud. Es lo que provoca que en muchas ocasiones seamos reactivos ante sucesos que según nuestras creencias, están «mal».

Por ello debemos identificar aquellas actitudes o reacciones viscerales que se producen ante una situación o persona. Ser conscientes de estas actitudes que no conducen a nada productivo, identificarlas y posteriormente, analizarlas para encontrar su origen, es fundamental para mejorarlas.

Creencias o prejuicios aparentemente triviales como por ejemplo, entender que es una falta de respeto que alguien llegue tarde o que te interrumpan mientras hablas, o dar por hecho que una persona mayor no tiene capacidad para estudiar, etc., son ejemplos de creencias limitantes y que hacen que se tomen determinadas actitudes negativas, sin ni siquiera cuestionar la validez del contenido o significado de dichas convicciones.

Nuestras creencias influyen también en cuestiones que podríamos considerar más importantes, como por ejemplo, las relacionadas con la religión o la política. Cuántas veces hemos sido testigos de enfrentamientos terribles por cuestiones relacionadas con esos temas, provocados por creencias diferentes por parte de los protagonistas de ese tipo de discusiones.

Tus creencias hacen que interpretes las circunstancias de un modo u otro. Como se dice en PNL (Programación Neurolingüstica), «el mapa no es el territorio«, lo cual quiere decir que nuestra realidad, la que percibimos o entendemos de lo que acontece a nuestro alrededor, no siempre se corresponde con lo que hay realmente.

En definitiva, nuestras creencias influyen absolutamente en nuestro avance personal, y, por lo tanto, en el progreso general. Por ello debemos mejorar la calidad de nuestros paradigmas o creencias. Una autocrítica honesta es necesaria: examinar y contrastar lo que creemos, diálogos constructivos con otras personas, intercambio de ideas, desde una perspectiva sana, dando prioridad a llegar a soluciones óptimas y no a ratificar nuestras creencias (o querer llevar la razón),  es necesario para progresar.

 

 

«Las creencias son los móviles de la actividad humana.» José Ingenieros