La gratitud, aquello que jamás sobra

Un granjero estaba trabajando cuando escuchó un grito pidiendo ayuda. Comenzó a buscar a la persona que gritaba desesperadamente y la localizó en un pantano cercano. Se trataba de un joven que se encontraba en arenas movedizas y casi enterrado por completo. El granjero ayudó al joven a salir, librándole de una muerte segura.

Poco después un noble llegó hasta la casa del granjero. Era el padre del joven al que había salvado la vida.

Una vez que el elegante señor se presentó, le dijo con gran firmeza al granjero:

Ha salvado la vida a mi hijo. Pídame lo que quiera, es suyo.

El granjero no quería pedir nada, ya que estimaba que tan sólo había hecho lo que había que hacer.

Mientras el noble insistía, llegó a la cabaña el hijo del granjero. Entonces le ofreció hacerse cargo de la educación del chico. Esta vez el granjero sí aceptó.

Años después, un hombre enfermó de pulmonía. Se curó gracias a la penicilina, descubierta por el doctor Alexander Fleming.

Lo maravilloso de esta historia, es que el doctor Fleming, era el hijo del granjero, y el hombre que estuvo a punto de fallecer por la pulmonía, era el hijo del noble, Sir Winston Churchill.

Emocionante e impresionante vídeo de un león que abraza cariñosamente a la persona que lo cuidó y salvó de una muerte segura.